CONVERSACIONES ENTRE CORAZONES / by Denise Buraye

OCTUBRE Y NOVIEMBRE 2023

La energía en el taller de Cosecha de Corazones es de fiesta y cada rincón palpita al ritmo de una celebración constante. Aquí, los corazones de peluche, pequeños embajadores de alegría, infunden vida y color en el espacio. Sin importar su tamaño, estos corazones portan una grandeza espiritual; son emisarios de afecto y símbolos de conexiones profundas. Su presencia convierte cada momento en un homenaje a lo que es verdaderamente vasto y significativo en la vida.

Son corazones, ofrecidos como llaveros y se han convertido en compañeros inseparables de estudiantes y viajeros, enganchados a sus maletas como símbolos de un viaje personal y colectivo. Para algunos, pueden representar una sensación de cursilería, pero, ¿no es esa su naturaleza? La verdadera esencia de estos corazones es su capacidad para disolver barreras y suavizar espíritus, llevando consigo mensajes ocultos con frases como "Vive Intensamente", "Escucha tu Corazón", "Abraza Todas las Posibilidades", "La Vida es Maravillosa", "El Universo te Acompaña", "Todo es Posible", "El Amor es Vida", "Eres Increíble". Son mensajes, inscritos en su ser y se convierten en la esencia vibrante de estos acompañantes peludos, ofreciendo un abanico de colores y diseños, listos para embarcarse en aventuras y ser testigos de innumerables experiencias.

Hubo un tiempo en que la frase "Corazones para acompañar tu camino" resonó profundamente en Denise y así comenzaron a dispersarse por el mundo, invocando la poderosa energía que conecta y revela grandes espacios de posibilidad.

Estos corazones se han integrado también en los viajes y caminos del taller, generando preguntas como "¿En qué lugar serán fotografiados?", "¿Qué actitud adoptarán para un nuevo camino?" o "¿Qué infinitas posibilidades encontraremos?". Viajar sin corazones es simplemente trasladarse de un lugar a otro; viajar con ellos se convierte en una experiencia transformadora. Cada momento se convierte en un acontecimiento significativo, con los corazones asegurando la presencia plena en el ahora. Ellos hacen que todo se manifieste de una manera más auténtica, más vivida y con más energía expansiva.

Es intrigante reflexionar sobre el acto de fotografiarse con un corazón de peluche. ¿Cómo se convierten la familia y los amigos en cómplices de estas andanzas? ¿Cómo reacciona la gente ante los corazones en las calles, en las ciudades, en los caminos ya transitados? Antes de empezar un viaje, de manera casi ritual, Denise empaca los corazones que van a viajar con ella. Algunos se quedarán en el camino y otros volverán, y se convierten en un símbolo del camino recorrido.

Las personas que hemos gozado de viajar con Denise, sabemos que los corazones son un participante más del viaje y los incluimos en todas las fotos sin pensar dos veces. Es raro ahora tomarse una foto sin un corazón. Pero, la primera persona en “seguirle el juego” a Denise fue Luis Felipe, su compañero de vida y de viajes.

El juego es la vida y es el recorrido que elijamos tomar cada instante y claro que él es parte de este juego y de este proyecto y los corazones están también en sus conversaciones, en su diario vivir y en su camino.

Estos corazones también han llegado a los museos, formando parte de la narrativa junto a grandes obras de arte. Denise recuerda vívidamente la primera vez que sacó un corazón de la maleta en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, y empezó a tomarles fotos junto a obras monumentales de Anselm Kiefer y Sigmar Polke. Los corazones, en cierto sentido, retomaron su conversación con estos gigantes artísticos, danzando entre líneas de preguntas sobre el devenir, la existencia, el oficio y la fuerza en sus construcciones pictóricas rebotaban en su cabeza y los corazones por primera vez, conversaban y salían al ruedo entre esta amalgama aforística.

En palabras de Denise:

“No quería dejar de registrar que estaba frente a artistas que yo había estudiado en donde cada pregunta del ser humano se metía dentro de sus obras; la existencia, la desolación, la guerra estaban en Anselm Kiefer. La sencillez, la repetición, lo popular estaban en Sigmar Polke y ahí, un corazón, se enfrentaba a toda esta fuerza.  La alquimia, el humor, las referencias populares alemanas y por supuesto la crítica sutil de su propia historia.

Mi cabeza retumbaba entre el tamaño de las obras de los artistas, la selección de la obra para la colección y una conversación con un pequeño corazón.

Recordé una obra experimental de Sigmar Polke en 1988 en el Museo de ese entonces en el Trocadero en París y pude volver a percibir su fuerza, locura y humor.

Los corazones revivieron mi experiencia artística, de una forma diferente, era una conversación desde el juego, era casi como un baile.

Luego dentro del recorrido y siendo parte de la adquisición del museo, encontramos algunas arañas en bronce de Louise Bourgeois, lo femenino atrapado y atrapando, la fuerza y la estabilidad de algo que es un femenino inestable.

El recuerdo de su madre.

Y para terminar una retrospectiva de Robert Rauschenberg, la irreverencia y experimentación a todos los niveles.

Pasar por un recorrido por la obra de Rauschenberg fue un paso por las infinitas posibilidades de expresión artística. Rasuchenberg unía fácilmente lo natural, con lo emblemático, juntando de la misma manera toda la producción en papel que creó entre los 60 a los 80. Terminamos en una obra en donde las burbujas espesas de materiales alquímicos se movían en una piscina transparente.

El corazón solo quería moverse fácil entre estas obras, quería gritar que disfrutaba de todos estos artistas y los tenía en su corazón.

Y por primera vez Luis Felipe jugó, fue y sigue siendo el cómplice de estas andanzas.

Por fin un juego de recorridos se dio!!!”

Los corazones no solo han revivido experiencias artísticas, sino que también las han redefinido, transformando el diálogo en algo lúdico, casi como un baile. Han interactuado sin esfuerzo con las obras de Louise Bourgeois y el espíritu irreverente y experimental de las retrospectivas de Robert Rauschenberg, resonando con las infinitas posibilidades de la expresión artística.

En estos encuentros artísticos, los corazones desean expresar su disfrute y mantener a estos artistas cerca de su 'corazón'. Y Luis Felipe, el cómplice perpetuo, ha participado plenamente, abrazando estas aventuras llenas de arte.

Al continuar en este viaje, con corazones en mano, se está moviendo la energía de una realidad que es infinitamente más divertida con corazones. Esta es la historia de cómo un corazón de peluche se convirtió en un símbolo de conexión emocional y aventura artística.

 

Texto por Luisa Castellanos

Denise Buraye


 

CONVERSATIONS AMONG HEARTS

The energy in the Cosecha de Corazones workshop is festive, and every corner beats to the rhythm of a constant celebration. Here, the plush hearts, small ambassadors of joy, infuse life and color into the space. Regardless of their size, these hearts carry a spiritual grandeur; they are emissaries of affection and symbols of deep connections. Their presence turns each moment into a tribute to what is truly vast and meaningful in life.

These hearts, offered as keychains, have become inseparable companions of students and travelers, attached to their suitcases as symbols of a personal and collective journey. For some they may represent a sense of cheesiness, but isn't that their nature? The true essence of theme is their ability to dissolve barriers and soften spirits, carrying hidden messages with phrases like "Live Intensely," "Listen to Your Heart," "Embrace All Possibilities," "Life is Wonderful," "The Universe Accompanies You," "Everything is Possible," "Love is Life," "You Are Incredible." These messages, inscribed in their being, become the vibrant essence of these furry companions, offering a range of colors and designs, ready to embark on adventures and witness countless experiences.

There was a time when the phrase "Hearts to accompany your path" resonated deeply with Denise, and thus they began to scatter around the world, invoking the powerful energy that connects and reveals great spaces of possibility. 

These hearts have also integrated into the journeys and paths of the workshop, generating questions like "Where will they be photographed?", "What attitude will they adopt for a new path?" or "What infinite possibilities will we find?". Traveling without hearts is simply moving from one place to another; traveling with them becomes a transformative experience. Each moment becomes a significant event, with the hearts ensuring full presence in the now. They make everything manifest in a more authentic, more vivid, and more energetic way.

It's intriguing to reflect on the act of being photographed with a plush heart. How do family and friends become accomplices in these wanderings? How do people react to hearts in the streets, in the cities, on the already traveled paths? Before starting a journey, almost ritually, Denise packs the hearts that will travel with her. Some will stay on the road, and others will return, becoming a symbol of the traveled path.

Those of us who have enjoyed traveling with Denise know that hearts are one more of the participants in the journey, and we include them in all the photos without a second thought. It's strange now to take a photo without a heart. But, the first person to "play along" with Denise was Luis Felipe, her life and travel companion.

The game is life and is the journey we choose to take at each moment, and of course, he is part of this game and this project and the hearts are also in their conversations, in their daily living, and in their path.

These hearts have also reached museums, becoming part of the narrative alongside great works of art. Denise vividly remembers the first time she took a heart out of the suitcase at the San Francisco Museum of Modern Art and began taking photos of it next to monumental works by Anselm Kiefer and Sigmar Polke. The hearts, in a sense, resumed their conversation with these artistic giants, dancing between lines of questions about becoming, existence, craft, and the strength in their pictorial constructions that echoed in her head. For the first time, the hearts conversed and stepped into the ring amidst this aphoristic amalgam.

In Denise's words:

“I didn't want to stop registering that I was in front of artists I had studied where each human question delved into their works; existence, desolation, war were in Anselm Kiefer. Simplicity, repetition, the popular were in Sigmar Polke, and there, a heart, faced all this force. Alchemy, humor, German popular references, and of course, the subtle critique of their own history.

My head reverberated between the size of the artists' works, the selection of the work for the collection, and a conversation with a small heart.

I remembered an experimental work by Sigmar Polke in 1988 at the Museum of that time at the Trocadero in Paris and could again perceive its strength, madness, and humor.

The hearts revived my artistic experience, in a different way, it was a conversation from the game, it was almost like a dance.

Then, within the tour and being part of the museum's acquisition, we found some bronze spiders by Louise Bourgeois, the feminine trapped and trapping, the strength and stability of something that is an unstable feminine.

The memory of her mother.

And to finish, a retrospective of Robert Rauschenberg, irreverence, and experimentation at all levels.

Going through a tour of Rauschenberg's work was a step through the infinite possibilities of artistic expression. Rauschenberg easily united the natural with the emblematic, bringing together all the production on paper he created from the 60s to the 80s. We ended up in a work where thick bubbles of alchemical materials moved in a transparent pool.

The heart just wanted to move easily among these works, it wanted to shout that it enjoyed all these artists and had them in its heart.

And for the first time, Luis Felipe played, was and continues to be the accomplice of these wanderings.

Finally, a game of tours happened!!!”

Hearts have not only revived artistic experiences but have also redefined them, transforming the dialogue into something playful, almost like a dance. They have interacted effortlessly with the works of Louise Bourgeois and the irreverent and experimental spirit of the retrospectives of Robert Rauschenberg, resonating with the infinite possibilities of artistic expression.

In these artistic encounters, the hearts wish to express their enjoyment and keep these artists close to their 'heart.' And Luis Felipe, the perpetual accomplice, has fully participated, embracing these art-filled adventures.

By continuing on this journey, with hearts in hand, one is moving the energy of a reality that is infinitely more fun with hearts. This is the story of how a plush heart became a symbol of emotional connection and artistic adventure.

 

Text by Luisa Castellanos

Denise Buraye